Cuando salimos al patio para pintar, no nos imaginábamos que sería tan divertido. En muchas ocasiones y casi sin darnos cuenta, nuestros manos acababan en la boca, pero esta vez era una pintura que sabía totalmente diferente.
¡OH, QUÉ RICA!
Descubrimos que era marrón, dulce, suave . . . ¡ES CHOCOLATE!
¡Qué alegría!
¿Qué pasará
si nos acariciamos?
¡Qué sensación tan agradable sentir las caricias de chocolate!
Fue estupendo poder darnos masajes por las manos, brazos, cara . . . y abrazarnos con sabor a chocolate.
¡Busco amigos para acariciar!
Encontramos a la profe Marisol y le hicimos caricias por todo el cuerpo. Ella también aprovechó para saborear nuestras riquísimas caritas, brazos, orejas . . .
Lo aprovechamos todo, todo, todo. . .
El papel de la mesa también estaba riquísimo.
Hasta los mandilones estaban requetebuenos. El chocolate nos llegó a todos los rincones del cuerpo.
¡Qué pena! ¡Ya se acabó!
Ahora tenemos que lavarnos. Estamos tan cansados y nuestra tripita tan saciada, que solo nos apetece echarnos una siestecita.
¡FUE GENIAL!
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